jueves, 21 de febrero de 2019

El sur, los recuerdos, la gente y yo


Ahora ya acabó este viaje muy loco, por lo que me siento muy feliz, agradecida y por sobre todo tengo un sentimiento de gratitud enorme que al parecer no es primera vez que siento.
Comparto esta foto porque representa mucho para mi, que es lo que contaré a continuación:
Hace como cuatro años atrás comencé a ir de vacaciones "sola", y con ello me refiero a sin la compañía de mis papas o de alguien de mi familia.
Lo importante de cada viaje ha sido que cada año, cada uno de mis veranos he estado rodeada de pura gente bacan y familias tremendas, que me han entregado más que buenas cariocas, bachilleratos, tardes en la playa o conversaciones llenas de cosas pulentas. Me han entregado recuerdos que atesoro en lo más profundo de mi corazón.
Ahora, haré un pequeño recuento de lo que han sido estos veranos.
Creo que la primera vez fue cuando me fui a La Serena en el 2016, el viaje fue muy bacan, y lo hice con personas muy buenas, no nos faltaron las risas, las caminatas y las cariocas obvio. Ese viaje fue el comienzo de considerar familia por primera vez a personas que no lo eran. La hice mía por muchos años hasta hace poco.
En aquel viaje, recuerdo que dormíamos hasta tarde antes de salir, lo que es raro en vacaciones. Además, comimos varias veces porotos granados (mi comida favorita) y conocí la playa de totoralillo que está en la lista de mis favoritas.
Aún tengo una foto de ese viaje en mi instagram porque fue muy lindo e importante para mi.
Luego, un día estaba viendo fotos del sur y me dije a mi misma: misma, tienes que ir. Asique se lo propuse a quien fue mi acompañante y obviamente nuestra primera pregunta fue ¿y con qué plata? y se me ocurrió la brillante idea de vender cositas en la U para los pasajes, lo demás lo veríamos en el camino.Y así fue, vediendo dulces en la U, junté la plata suficiente para irnos a Puerto Montt, compramos los pasajes y en el verano trabajé de promotora para costear mi estadía allá. La familia que me recibió allá eran amigos de un tío, vivían en una casa preciosa y a la orilla del lago.
Habíamos dormido como 2 días ya en carpa, por lo que llegar a una casa tan acogedora (nos recibieron con un asado) y una cama tan cómoda fue muy bacan.
Esos días fueron muy hermosos.
Y bueno, el 2018: de nuevo al sur. Con toda una familia, nos fuimos en un furgón porque eramos como 12. Puedo decir con toda autoridad que me fui con buenas personas. Y eso no se encuentra en cualquier lado. Me hacían sentir como en casa, pese a estar rodeada de extraños.
Conocimos muchos lugares, viajamos harto y comimos harto.
Creo que lo más divertido de todo era que jugábamos al bachillerato y yo tenía que darles ventaja porque me sé ese juego de memoria. Era muy entretenido.
Ese verano lo atesoro junto con los anteriores en lo más profundo de mi corazón y los buenos recuerdos.
Y ahora, 2019 el año de los cambios, de las metas, de la nueva vida. Otra vez el destino: el sur. Pero ahora, con amigos.
Y con todas las personas que salen en la foto compartimos por varios días. Ese día nos colocamos todos gorros de la colección de aquella casa, que era muy acogedora y llena de amor y buenos recuerdos.
Con todo lo que he dicho, no me queda más que agradecer. Agradecer a la vida por colocar a tantas personas buenas y lindas en mi camino. Agradecer al universo porque todo lo que he vivido me ha llenado de amor por dentro.
Agradecer a cada una de las personas que se ha cruzado en todas estas experiencias. A todas por cada risa, por cada pelea, por cada baile, por cada lugar que me dieron para dormir.
Sólo puedo decir que soy feliz, que no me duele mirar atrás, no me duele que mis recuerdos esten plagados de personas que quizás ya no serán más parte de mi vida. Y no me duele porque me llené de amor de ellos, me llené de su bondad, me llené de todo lo que teníamos para entregarnos.
Y así es la vida, pasajera y loca. La gente viene y va, pero cuando vienen, pucha que es bonito. Y cuando van, hay que despedirlas con amor y atesorando todos estos hermosos recuerdos dentro del alma.
Por eso de repente muchas personas me preguntan ¿oye por qué no has eliminado tal foto? no la he eliminado porque todo aquello fue parte de mi, y seguirá siendo parte de mi por siempre. Porque sin aquello no sería lo que soy ahora. Como dice la frase del estadio nacional "un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro", y yo por siempre tendré todos estos hermosos recuerdos en mi memoria y en mi corazón.
Y ahora aprendí que vienen más, vienen más personas, más amigos, más viajes, pero lo que importa es que todos me han llenado el alma.