A mi familia.
Está lloviendo. Debo ir a la universidad, pero me queda tiempo. Puse leche en una olla, eché caleta y chocolate: chocolate caliente para apreciar la lluvia. Me quedé mirando la ventana.
Mientras pensaba.
El año pasado fue duro.
Recuerdo perfectamente cuando mi mamá se enfermó, nos enfermamos todos en la casa con ella y decidimos apañarla mucho con su enfermedad. Como dice mi papá, hemos salido de las más duras y de esta íbamos a salir otra vez: juntos.
Nos empezamos a apañar como podíamos, sonreíamos frente a los demás cuando no queríamos y llorábamos a escondidas todos. Lo pasamos mal, pero sabíamos que ya vendría lo bueno, porque esto traería muchas cosas buenas.
Cuando mi mamá ya se estaba mejorando y estaba un poco más bien. Vine yo.
Me acuerdo perfectamente cuando decidí irme a Viña a pasar mi pena sola porque no quería que en mi casa se preocuparan por mi, grave error.
Cuando le conté a mi hermana del momento difícil por el que estaba pasando me dijo: aquí estaremos todos para ti, como siempre. Y pucha que tenía razón. Decidí venirme y recuerdo abrir la puerta de mi casa, ver a mi mamá y llorar, llorar y llorar. Mis hermanos me miraban y se lastimaban, mi hermano sabia que se venía dura la tarea de reponerme, pero decíamos: vamos a salir de esta también.
Conversábamos, nos reíamos, comíamos y llorábamos. Algunos días me acostaba y no me levantaba, no me recriminaban mis decisiones, pero sabían que todo estaba mal.
Al final, me di cuenta que todo lo que escuché toda la vida era cierto. Estamos juntos en esta y en todas decía mi papá.
Y ahora me tocaba a mi, a la más chica, a la más buena para reír, me tocaba llorar.
Todo pasó, y juntos salimos.
Yo no quería traer más pena a la casa porque veníamos recién saliendo de la pena de mi mamá, pero me di cuenta que no podía esconderla y debía sacarla. Llorar a escondidas no sirve siempre.
Y bueno, así fue, salimos de esa y de muchas más.
Estamos más unidos que nunca y nos amamos más que nunca.
Papá, mamá, hermanos y sobrinos.
Lo que más puedo rescatar de todo esto es que aprendí a valorar, porque ahora estoy lejos de ellos, pero sé que están bien y ellos saben que estoy bien, nos veremos el fin de semana y nos llenaremos de energía para seguir dándole pa delante. Porque nosotros no somos de esos que tienen suerte y le pasan cosas buenas porque si, debemos esforzarnos para conseguir lo que queremos.
Y así seguiremos. Ahora estamos felices, amándonos todos. Y le quiero decir a la vida que acá estamos, muy fuertes para lo que venga.