Cuando tenía 18 años me fui de mi casa. Tenía mucho miedo porque no sabía cocinar y la gente te dice “te vas a morir de hambre”, acaso sabrán que eso es lo que menos cuesta de vivir solos? En realidad es lo que se torna menos relevante, considerando que tienes que levantarte por tu cuenta todos los días, y eso si que es difícil.
Irse de casa es difícil, pero volver es más difícil. En verdad creo que no volví, sino que llegue. La Josefa de hoy nunca estuvo aquí, porque en 5 años pasan muchas cosas en uno, te caes, te rompes, aprendes y muchas cosas. Definitivamente la que se fue, no es la misma que volvió por la pandemia.
Hay días en que no paro de pensar cuanto extraño a esa yo, a esa que tenia su pieza desordenada y nunca nadie le diría nada, más que ella misma cuando ya se cansaba.
Quiero existir, yo. Mi lugar, mis ganas, y hasta mi comida, porque mal que mal: comería todos los días fideos con Champiñón sin ningún problema.
No quiero horarios, esos eran míos.
Quiero silencios permanentes, de esos que aburren y gritas para escuchar algo.
Me extraño, porque uno en casa de sus papas se reprime: debes esconder tu pena, porque es extraña. Debes esconder tus ganas de qué hay días en que no quieres existir, porque eso quiere decir que no estás a gusto.
Quiero mi espacio, mi libertad, mi tiempo y mi yo. Donde si mi corazón quiere llorar lo hace, gritar, alegar, sin afectar a nadie. Quizás a mi misma, pero a nadie más.
Extraño mirar el techo con pena, escuchar que alguien llego, pero nunca saber quién fue, si la jo o mi hermano. Porque el cuerpo ese día no podía moverse para existir. Y nadie te consuela porque para eso está uno mismo, y es bonito. Es bacan sanarse a sí mismo sin preguntas externas.
Quiero a mis amigas, quiero tomar once con ellas. Que me levanten de la cama cuando tenga pena.
Hablar por teléfono sin que nadie esté oyendo. Saber que viene el miércoles o jueves y las veré. Saber que están cerca, y puedo ir cuando quiera.
Sentir hambre, por mi culpa y hacerme un pan tostado con leche con chocolate.
No extraño la universidad, extraño mi soledad.
Sentir hambre, por mi culpa y hacerme un pan tostado con leche con chocolate.
No extraño la universidad, extraño mi soledad.
Por ahora lo sé, quiero mucho y no se puede tener nada de ello.
Todo lo anterior suena mal agradecido, porque sip, hay gente que no tiene nada. Y lo se, ahora me dio cuenta: lo tenia todo
Sé que es difícil que todo vuelva a ser así, estamos en una pandemia, y hasta el nombre suena aterrador.
Pero me gusta escribir. Y todo lo anterior es lo que necesito. O quizás más.
Yo amo a mis papas, pero esta ya no es mi casa. Esta no soy yo.