martes, 26 de julio de 2022

Parque de diversiones

 Nunca me han gustado mucho las montañas rusas. De hecho, odio fantasilandia porque esa sensación de ir bajando me aterra. 

Estas semanas, he estado en una constante montaña rusa y, para mal mío: no me puedo bajar o no sé cómo bajarme. Es como si tuviera 5 años y creí que era entretenido subir, pero cuando ya estaba arriba me dí cuenta de lo terrible que es mirar hacia abajo y no saber cuándo el chico que maneja los juegos soltará la palanca "pfffff" hacia abajo con los ojos cerrados y esperando llegar luego abajo.

Así estoy.

Como sabrán, siempre que recurro aquí no estoy bien. Y que pena no poder jamás escribir cuando estoy feliz, pero creo que es mejor porque prefiero luego cuando estoy bien, revisar estas líneas. No les niego que luego, se me aprieta el pecho y la garganta, no sé cómo explicarles esa sensación, quizás la han sentido, pero esa sensación de la garganta a veces me impide hasta comer, es como si se me cerrara. Evidentemente, no tengo ninguna evidencia científica, pero por ahora con mi relato basta.

Hoy, sigo aquí. En esta montaña rusa de emociones, de pena, de dudas, de incertidumbre. Posiblemente, los peores sentimientos que puedo tener en mi mente tan estructurada. 

Si algún día acaba este estado, ojalá poder escribirlo, pero por ahora mi garganta, mi pecho y mi corazón están absolutamente tensos. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario