Cada semana en la terapia, mi psicóloga me pregunta ¿qué has hecho para estar mejor? Y yo le cuento, luego siempre me felicita y me dice “se nota que quieres estar mejor”, a mi me dan ganas de decirle cierto que se nota? ojalá algún día funcione. Ella a veces me cuenta que tiene pacientes que esperan que ella les diga qué hacer, pero yo siempre tengo buenas ideas y ganas. Me encantaría que algún día mis buenas ideas me ayuden a mi misma.
Me acuerdo cuando iba en la universidad y teníamos pruebas orales, siempre había una materia que no alcanzaba a estudiar, y obvio: siempre me salía esa pregunta. Con mis compañeros bromeábamos que yo tenía mala suerte y luego antes de las pruebas decían “obvio que a la jo le saldrá la más difícil” u así era siempre. Yo no entiendo cómo no recordé eso cuando decidí arruinar mi relación, cómo no pude recordar que yo no tenía suerte y que me pasaría lo mismo y peor, obviamente así fue. Y hasta el día de hoy estoy pagando lo que hice.
Cuando terminé mi primera relación, estuve más o menos dos meses preguntándome ¿por qué a mi? y nunca tuve ninguna respuesta, más que porque si. Me canse de preguntármelo y hasta hoy no sé por qué.
Hoy, tengo clarito por qué a mi.
He estado despierta 12 horas, no me creerías que he estado las 12 horas pensando y recordando. En principio recordé por qué no podemos estar juntos, todo lo malo: mis errores, tus errores, el dolor, las mentiras, el llanto imparable, las noches de desvelo y ese maldito dolor en el pecho. Pero, entremedio apareció un recuerdo: era pandemia y tu estabas trabajando, las opciones de hacer cosas eran pocas, pero se nos ocurrió que yo fuera a la hora que salías (tipo 12:00) a buscarte, y ahí veíamos qué hacíamos. Llegue y tuve que esperar, estuve estuchando y mirando a la gente que esperaba afuera de ese feo lugar. Saliste y como siempre nos sonreímos al vernos (no sé en qué momento dejamos de hacer y sentir eso, qué podridos estuvimos después), y yo te dije “quiero comer empanada de pino”, obviamente me dijiste vamos! Fuimos a comprar y dijimos “dos empanadas de pino con dos Coca Cola” y obviamente no podíamos comer ahí. Salimos y nos sentamos abajo de un árbol, dejamos las bicis y ahí estuvimos bajo un árbol comiendo y conversando. Que bonito era estar bajo un árbol contigo. Podríamos haber estado en silencio absoluto, comiendo nada, y aún así hubiera sido bonito.
No recordé lo anterior porque si, es porque solamente necesitaba calmar esa tormenta horrible que viene a veces de dolor, y la anestesia siempre es recordar lo lindo del amor.
Luego de eso, quizás, me dolió mucho más perderte.
Pero siempre duele habernos perdido. Y siempre duele por eso, porque no pudimos salvarnos. Al escribir esto me sigue doliendo el pecho, pero esa es la consecuencia de amar así, y de equivocarse así.
Quiero salir corriendo, estoy atrapada en este sentimiento y en mi misma. Pero ya no se que hacer, solamente sentirlo y apretar los puños y resistir, como siempre. Me recuerda a mi yo de 6-7 años, y cerraba los ojos muy apretados pensando que así ya no pasaría nada malo o quizás olvidaría todo. Saben cuantas veces he cerrado los ojos para que esto pase? Al menos, para mi yo de niña, funcionaba, pero ya no.
Sueño que salgo corriendo y que nadie me atrapa, sueño que me caigo a vacíos y no hay final, sueño que te tengo y que no pasó nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario